Exitosa participación del Seminario en la JMJ Río 2013

Fue una experiencia única. No sólo por la emoción y entusiasmo de participar en una Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), sino porque además se le agregaba que se realizaba en América Latina y contaba con la presencia del Papa Francisco, en su primer viaje internacional. Y realmente superó toda expectativa.

Fueron 65 personas, entre sacerdotes y seminaristas, que se trasladaron de Santiago a Sao Paulo primero, donde fueron acogidos en la parroquia Nossa Senhora do Brasil, y luego a la diócesis de Aparecida, donde desde la parroquia Nossa Senhora do Lourdes, participaron el semana misionera, alojando y compartiendo con las familias de la localidad de Guaratinguetá.

Luego, el evento principal. Acogidos en el colegio Fundacao Osorio, el grupo del Seminario se instaló en Río de Janeiro bajo el alero de la parroquia Nossa Senhora das Dores, donde fueron acogidos cariñosamente por la feligresía, que día a día los recibía con el desayuno. Allí mismo se recibieron las catequesis de distintos obispos hispanoparlantes que participaron en la JMJ. 

Durante el curso de la semana, y luego de la euforia de la llegada del Papa Francisco que era vitoreado por cualquier calle que pasara, los seminaristas y formadores participaron en las distintas actividades que ofrecía la Jornada. Ya sea en las catequesis en las parroquias, ferias vocacionales o encuentros en distintos puntos de Río de Janeiro, todos hacían iglesia con millones de jóvenes venidos de todo el mundo. Eventualmente, todos confluían en la actividad que el Santo Padre presidiera ese día, ya sea la acogida en Copacabana, el Vía Crucis o una vigilia.

Así, fueron días de gracia revitalizante y de una verdadera experiencia de iglesia. Ya sea en las palabras del Papa Francisco o en el encuentro cara a cara con distintos peregrinos, se ofreció una oportunidad única de fe y de esperanza, que hace confirmar la idea de que la Iglesia de Cristo está viva y es joven.

De vuelta a Santiago, todos los seminaristas participantes en la JMJ volvieron con el corazón misionero hinchado para hacer “discípulos entre todas las naciones”.