Etapa de Teología

La etapa de teología, también llamada de etapa de configuración, es la última etapa de la formación en el Seminario. Durante estos años el seminarista busca configurar su vida con la de Jesucristo Buen Pastor y Siervo, procurando seguirlo en sus sentimientos y actitudes, para ir transformándose en un pastor a imagen del único Buen Pastor que es el Señor. La oración, la vida en común, las conversaciones mensuales con el prefecto de Teología y la dirección espiritual frecuente, junto a los estudios teológicos, son los instrumentos propuestos por la Iglesia para esta bella tarea de configuración de sus sacerdotes a imagen de Cristo.

Esta etapa se extiende normalmente por cuatro años, que coinciden con los años de estudio de la teología. Estudios que se realizan en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde los alumnos asisten diariamente desde el seminario, compartiendo la vida universitaria y eclesial que ahí se desarrolla. El estudio de la teología culmina con una síntesis en la cual se hace también síntesis de los años de formación en el seminario. La síntesis teológica prepara el examen final de la licencia en teología llamado “universa teológica”.

En lo que se refiere a la pastoral, esta etapa se abre a otras experiencias pastorales además de la parroquia, llamadas pastorales “ambientales”; lugares donde también están llamados a servir los sacerdotes y cuya presencia es requerida en nuestra diócesis. Entre estas pastorales ambientales está la pastoral universitaria y la pastoral vocacional. Por su parte, los seminaristas de esta etapa que sirven los fines de semana en parroquia pueden alojar en ella de sábado a domingo, dedicando mayor tiempo que en la etapa de filosofía.

A lo largo de estos años el seminarista recibe distintos ritos que van marcando la configuración de su corazón con el de Cristo Buen Pastor. El primero de ellos es el rito de admisión como candidato a las órdenes sagradas, luego se reciben el lectorado y acolitado, que acercan paulatinamente al candidato a su servicio sacramental en la vida sacerdotal; servicio que exige la coherencia de una vida marcada por la Palabra de Dios y la Eucaristía. Estos ministerios preparan al seminarista para acceder, al final de su formación, al diaconado y, luego, al presbiterado.