La liturgia fue seguida con emoción y atención por cientos de feligreses, sus familias y sus amigos. Y en todos ellos presente el espíritu sacerdotal del padre Francisco, testigo desde el cielo cómo su ministerio se multiplicará ahora en estos tres diáconos.
Durante la misa y ante su pastor, Jonathan Muñoz, Marcelo Cabezas e Ignacio Pizarro prometieron obediencia al obispo, recibieron del pastor la imposición de las manos y la oración que los consagra como diáconos de la Iglesia. Además, recibieron diversos signos de su ministerio, como el Evangelio, el alba y la dalmática que usarán en la liturgia.
En su homilía, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, señaló que "de hoy en adelante la vida de estos hermanos nuestros estará marcada por un sello indeleble: serán diáconos, es decir, signos sacramentales de la presencia de Cristo en la vida de todos los hermanos y hermanas, especialmente de aquellos que nadie quiere o que nadie desea servir, de los últimos".
Luego agregó: "Toda la ordenación y la liturgia que celebramos es una invitación a sumergirse en el misterio de la fe y a descubrir en cada gesto y palabra la acción eficaz de la gracia en cada elegido, en ustedes, hombres rodeados de flaquezas y de pecado, actúa Dios, el Espíritu, a fin de que Jesucristo y el Reino de la Vida se transforme en gracia".
El cardenal Ezzati señaló a los nuevos diáconos que deben tener presente que "recibir y vivir el ministerio de la ordenación no comporta estatus o promoción social. No se trata de poder o de privilegios, sino de permitir que Cristo crezca en ustedes y actúe por medio de ustedes en actitud de entrega y de servicio".
Consagrados para servir
Marcelo Cabezas es constructor civil, titulado en la Universidad Católica, sus padres son separados y tiene un hermano por parte del papá. Expresó que haber llegado a esta etapa de su formación al sacerdocio "es hermoso, emocionante, tan colosal la experiencia y ahí puedo darme cuenta del amor que Dios me tiene, que me haya estado llamando constantemente. De eso nace un sentimiento muy profundo de gratitud hacia la Iglesia y hacia Dios". De su ministerio espera entregar un servicio a quien lo necesite, "buscando al Señor en los más humildes, en los más pobres. Pero por el llamado particular que el Señor me ha dado, también de mostrar al mundo el amor que Dios le tiene, que es el amor que Dios me tiene a mí".
Marcelo está destinado a la Parroquia Jesús Servidor, de Lo Hermida.
Ignacio Pizarro, 28 años, es el mayor de cuatro hermanos y está en la Parroquia Inmaculado Corazón de María, de Maipú. "Si he llegado hasta aquí no es por mis propias fuerzas, el Señor llama y acompaña a través de la Iglesia", manifestó.
Jonathan Muñoz, es el segundo de dos hermanos, y confesó tener "un gozo tremendo, porque sentirse llamado por Dios en este Año de la Misericordia es una alegría, porque tiene misericordia con uno. Muy esperanzado, porque esto es un regalo de Dios para la Iglesia". Está en la Parroquia Nuestra Señora de Los Parrales, comuna San Ramón.
La eucaristía fue concelebrada por los obispos auxiliares de Santiago, los vicarios y decenas de sacerdotes.
Fuente: Comunicaciones Arzobispado de Santiago.
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