El domingo 28 de Agosto, con la presencia de casi la totalidad del clero de la diócesis, el Diácono en Tránsito Enzo Carrasco Peña fue ordenado Presbítero de la Iglesia. La celebración contó con la masiva presencia de personas provenientes de diferentes comunidades que repletaron la Iglesia Catedral de San Felipe.
En su homilía, Mons. Cristián Contreras Molina OdeM., Obispo Diocesano, señaló “el sacerdote no debe olvidar que es un profeta enviado para anunciar desde el corazón de Cristo la verdad que libera y denunciar la mentira que destruye la vida y la dignidad de todo ser humano. El sacerdote es el profeta que prepara el camino que conduce al banquete celeste sin olvidar que este banquete comienza en este mundo junto a los pobres mencionados en las bienaventuranzas”, expresó el Pastor.
El Presbítero discípulo y misionero.
Más adelante Mons. Contreras Molina manifestó: “El ministerio sacerdotal que brota del Orden Sagrado tiene una radical forma comunitaria y solo puede ser desarrollado como una tarea colectiva. El sacerdote debe ser hombre de oración, madurez en la elección de vida, hacer uso de los medios de perseverancia, como el sacramento de la confesión, la devoción a la Santísima Virgen, la mortificación y la entrega apasionada a la misión pastoral”.
Al nuevo sacerdote, el Padre Obispo dedicó cariñosas palabras para indicarle que la Iglesia recibe con alegría su ordenación: “Querido Enzo, no te olvides de valorar, como un don de Dios, el celibato que te posibilita una especial configuración con el estilo de vida del propio Cristo. El celibato pide asumir con madurez la propia afectividad y sexualidad, viviéndolas con serenidad y alegría en un camino comunitario. Te aconsejo vivir tu ministerio en la cercanía de tus hermanos sacerdotes, de la comunidad que te comprometiste acompañar y de tu familia. Mantén con tu obispo una libre y madura cercanía. Recuerda que el Pastor en cumplimiento de su misión debe acompañarte en tu ministerio y si es necesario manifestarte con claridad lo que considere inapropiado en tu identidad y misión” señaló Monseñor Contreras.
Uno de los momentos más significativo del Rito de Ordenación, fue cuando el Padre Obispo impuso las manos sobre el Padre Enzo, gesto replicado por los presbíteros presentes en la Liturgia; tras lo cual revistieron al nuevo sacerdote con la estola y casulla. Luego de ser revestido Monseñor Contreras ungió las manos del Neopresbítero con el Santo Crisma, para luego hacerle entrega de la ofrenda del Pueblo de Dios, que fue llevado por los papás de Padre Enzo.
Tras el abrazo de paz del Padre Obispo, éste lo presentó a la comunidad para luego dar paso al saludo de cada uno de los sacerdotes presentes en la Misa de Ordenación.
Palabras del Padre Enzo a la comunidad
Al finalizar la celebración el Padre Enzo expresó: “Ante todo, quiero agradecer a Dios. A Dios por haberme dado la vida por medio de mis padres. A ese Dios, que hace unos años atrás me llamó para servirle en esta Iglesia Diocesana, a ese Dios le alabó y bendigo por todo el bien que me ha hecho. Quiero expresar mis agradecimientos, a mí obispo, Don Cristián. Gracias padre, por confiar en mí y en mi vocación, gracias con conferirme este sacramento de servicio, que siendo un don inmerecido de parte Dios, lo entrego como don a esta iglesia diocesana y a este pueblo que peregrina por estos valles, gracias por permitirme ser un colaborador de su ministerio y de poder anunciar a Cristo y su evangelio en esta porción del Pueblo de Dios. Padre, muchas gracias”.
Al finalizar el padre Enzo expresó: “Oren por mí y mi ministerio. Este don no es mío, es de ustedes. Dios me llamó por ustedes. Acompáñenme y corríjanme con caridad, permítanme acompañarles en este peregrinar, de buscar, alabar y dar gracias a Dios por nuestras necesidades. Quiero confesarles un secreto, una idea que ha rondado en mi cabeza y en el corazón. Pero Dios obra firme y delicado, pero no deja de ser exigente, permitirme ser ordenado en el Año Santo de la Misericordia, es ser un pastor y vivir un ministerio misericordioso. Hay mucho que hacer, mucho por trabajar y anunciar, permítanme que lo hagamos junto. Y no ceceemos de clamar a Dios por su misericordia, así como lo hizo Bartimeo”.
Fuente: Comunicaciones San Felipe
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