La Iglesia de Melipilla se reunió en la parroquia Inmaculada Concepción de Talagante, para la celebración de la ordenación al diaconado en tránsito de Mitchel Esteban Artigas Quinteros. La ceremonia contó con la presencia de los formadores del Seminario Pontificio de Santiago y varios sacerdotes de la diócesis.
El Pbro. Pedro Tapia, Vicario Pastoral de la diócesis, solicitó al Obispo la ordenación diaconal. Él contó que Mitchel se desarrolló en la fe en la parroquia San José de Melipilla, “en ese contexto descubre su vocación, la cual fue guiado al amparo de la Iglesia y sus Ministros. Todo su proceso de formación al sacerdocio lo realizó en el Seminario Pontificio Mayor de Santiago y en distintas parroquias de nuestra diócesis. Hoy vive y sirve en la parroquia San Francisco de Asís de El Monte como seminarista. Por lo que, según el parecer de quienes lo presentan, y después de consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que ha sido considerado digno de recibir este ministerio”, dijo.
En su homilía, monseñor Contreras Villarroel agradeció a la familia de Mitchel por la trasmisión de la fe y de los grandes valores que ostenta. Agradeció además a los formadores del Seminario Pontificio, a los párrocos que lo han acompañado en su proceso vocacional y eclesial y a todos los laicos que lo han acompañado en su camino.
Dirigiéndose a Mitchel le dijo que “durante tu vida has aprendido con el tiempo a confiar en la providencia de Dios y que todo en nuestra existencia tiene un sentido. Te pido que jamás te olvides de esta certeza que has experimentado desde la fe, especialmente en esos momentos adversos de la existencia, no te olvides en esos momentos y no te olvides de estas palabras en los momentos de las incomprensiones que podrás sufrir. Tú estas llamado a reproducir un especial proyecto de Dios Salvador desde hoy como Diácono”, indicó.
Además explicó que “lo propio del Diacono es el servicio a la palabra de Dios, servicio al altar eucarístico y el ministerio de la caridad fraterna. Estas llamado a proclamar su palabra y, al igual que Pedro y los apóstoles, lo harás en tiempos de profundas transformaciones culturales, de mucha oposición y agresividad para la acogida de la palabra, el ministerio de la iglesia y el ministerio de otros hermanos cristianos en favor de la vida”.
Luego de la imposición de manos de parte del Obispo, el nuevo diácono se revistió con el ornamento litúrgico: la estola terciada al modo diaconal, ayudado por sus papás y el Pbro. Manuel Quiroz.
Finalizando la celebración, el nuevo diácono dirigió unas palabras a los presentes. Señaló que hasta el día anterior tenía un discurso escrito, pero recibió dos noticias, una triste y una alegre, que tienen que ver con nuestra fragilidad humana. “Lamentablemente una amiga tuvo la perdida de su bebé ayer, esa fue una noticia muy triste para mi, que me emocionó demasiado, incluso estuve un poquito complicado en la tarde; y a la hora después me mandan la foto de la bebé de un matrimonio amigo que nació ayer. Entonces tuve dos emociones tan fuertes que me hicieron pensar en la fragilidad de los humanos, por un lado la muerte y por otro la vida, y me hizo pensar en la fragilidad como parte del ministerio y un poco en las lecturas que yo tomé para esta celebración y lo que ha sido mi vida en general, tiene mucho que ver con esto, como ir descubriendo lo frágil que somos, por eso es importante descubrir la misericordia de Dios”.
Además dijo a los presentes: “quiero pedirle a cada uno de ustedes, especialmente a mi familia, a mis amigos más cercanos, a los de la parroquia, ayúdenme a no desviarme de esto. El ministerio será como Dios quiera, yo siempre he dicho déjenme ser como yo soy, pero ayúdenme a ser un buen ministro como Dios quiera. Ayúdenme a no irme por otro lado, a no perder el rumbo, a no perder este sentido de mi vida”.
También agradeció “a Dios por mi familia, agradecer a Dios por cada uno de los que me han acompañado, agradecerles a mis papas porque sin ellos yo no habría tenido la fe, el amor, el cariño, todos tenemos grandes cosas en la vida, yo les agradezco mucho el cariño y sobretodo la fe, porque sin eso yo no sería lo que soy hoy día como persona; agradecerles a mis amigos, a los que han estado ahí desde siempre, los de la parroquia, los amigos del barrio, los amigos cruzados, a los amigos que he conocido en distintas parroquias, a los amigos que han sido también hoy día como mi familia, gracias a cada uno” … “Agradecer a los sacerdotes que me han acompañado en este largo proceso, agradecer de forma especial a un sacerdote que estuvo presente en mi vida en un momento de arrancarme de las cosas, que es el padre Rafael Vicuña, el padre Rafa ha sido como un papá para mi, así que agradecerle mucho a él su presencia, que nunca me abandonó y que confió siempre en mí, eso se lo agradezco mucho. Agradecerle a mis hermanos, hoy sacerdotes, del primer periodo y del segundo periodo de seminario, a los formadores del seminario en el nombre del padre rector, a cada uno de ellos también, agradecerles por el cariño y la preocupación, agradecerles a los sacerdotes de mi diócesis, que he sentido el apoyo y las disponibilidad en este tiempo que he estado en el presbiterio. Agradecerle a don Cristián por su compañía, cercanía en todo momento, y gracias también don Cristián por dejar expresarme siempre con tanta libertad de lo que yo quiero y deseo. Agradecer a don Enrique que también fue parte importante de mi proceso” … “Recen por mi y ayúdenme, no me dejen solo, ustedes también tienen que ayudarnos a ser mejores en el ministerio”, culminó.
Fuente: Comunicaciones Melipilla.
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