Ordenación Presbiteral en Antofagasta

El sábado 12 de agosto en la catedral de la Arquidiócesis de Antofagasta se llevó a cabo la ordenación presbiteral de nuestro hermano Francisco Álvarez. La celebración estuvo presidida por Monseñor Ignacio Ducasse, arzobispo de Antofagasta, y contó con la presencia de diversos integrantes del clero, familiares de Francisco y fieles de la comunidad eclesial. En representación de nuestro seminario asistieron a esta celebración algunos integrantes, encabezados por el rector, p. Fernando Valdivieso.

La celebración estuvo marcada por un ambiente de mucha fraternidad, acogida y de una profunda alegría de los asistentes. En este sentido, Marlon Mena, seminarista de tercer año de formación (I de la etapa discipular), comenta que, para la Arquidiócesis, la ordenación de Francisco ha significado: “un regalo y don de Dios, sobre todo en estos tiempos difíciles, donde hay escasez de vocaciones. Ver a un joven hacerse sacerdote, entregar su vida para el servicio de los demás ha sido una alegría y la diócesis lo ha recibido con mucho amor… lo ha recibido como respuesta a las oraciones de todo el Pueblo de Dios que Peregrina en Antofagasta”.

En palabras del ahora, padre Francisco, al ser consultado sobre qué significa para él haber recibido la ordenación sacerdotal señaló que: “representa en lo concreto la inmensa misericordia y el infinito amor que Dios tiene. Porque uno está en ese momento de la ordenación y se siente tan indigno del regalo inmenso que el Señor hace por puro amor, que al final uno contempla esto… contempla el amor que Dios da gratuitamente y por derroche. Así que, es una alegría inmensa, es una emoción muy grande porque uno descubre esto, que los planes de Dios son tan hermosos y siempre están llenos de puro amor, de pura misericordia y de un tesoro incalculable que es ser mediador o instrumento de su gracia. Así que, en primera instancia haber recibido la ordenación sacerdotal significa para mí un regalo inmenso de la misericordia de Dios y a la vez un regalo que se vuelve un desafío. Un desafío, más que nada, para estar siempre centrado en Cristo, porque no es un tesoro de uno, sino que un tesoro de Dios que hay que ir dando a la gente, dándonos como Pueblo de Dios”.

Seguimos en oración por este nuevo presbítero para la Iglesia de Antofagasta y desde allí para la Iglesia universal. Que, con el auxilio del Padre, pueda ser fiel al ministerio recibido y vivir intensamente la caridad pastoral.