El Propedéutico en Acción

Los días 13 y 20 de agosto, los hermanos del propedéutico I y II (el propedéutico es la etapa inicial de la formación, que dura dos años) han visitado la parroquia San Esteban de la zona del Maipo. Estas visitas se enmarcan dentro de las acciones formativas de la dimensión pastoral, propias de la etapa propedéutico, y consisten básicamente en integrarse a las actividades de la parroquia. 

Durante la jornada del sábado 13, los propedeutas participaron de la jornada de apóstoles organizado por la pastoral juvenil de la parroquia. A continuación, algunos de ellos compartieron en la celebración del día del niño, en uno de los campamentos del sector parroquial junto a los integrantes de la comunidad San Benito. Mientras, los demás acompañaron a parte del equipo de la pastoral social caritas de la parroquia, en su visita a las personas en situación de calle del Hospital Sotero del Río. Finalmente, todos se reunieron en la celebración de la Eucaristía con la comunidad de la sede Parroquial. 

En el caso del pasado 20 de agosto, las acciones estuvieron centradas en la participación en la peregrinación de San Alberto Hurtado, que después de dos años volvió a ser de carácter presencial. En dicha instancia, los hermanos del propedéutico acompañaron a la pastoral juvenil, compartiendo con sus integrantes, algunos adultos y a las religiosas Canonesas de la Cruz, que también asistieron como parte de la delegación parroquial. 

Para Catalina Bravo, parte de la coordinación de la pastoral juvenil, la experiencia de estos días junto a los propedeutas fue: “enriquecedora y alentadora en todo sentido. Tener la oportunidad de que los jóvenes de la pastoral pudieran compartir con los seminaristas, su vocación y testimonio generó instancias de oración, servicio, comunidad y crecimiento espiritual invitando a todos a hacernos la pregunta: ¿A qué nos llama el Señor HOY?”.

Por su parte, el padre Ricardo Acosta, párroco de San Esteban, al ser consultado sobre qué piensa respecto a los aportes de estas experiencias a la formación sacerdotal en sus primeros años señala que: “creo que el aporte es mutuo. Diría que es la primera toma de contacto con las comunidades que están siempre acogiendo con cariño y se alegran de ver que, aún frente a lo que vivimos, hay jóvenes que se atreven a responder al llamado de seguir al Señor con fidelidad. Además, despierta en las comunidades el anhelo de rezar con fuerza y fe por cada uno de ellos como un verdadero signo de una iglesia viva, que se rejuvenece y que sigue adelante aún frente a las dificultades que puedan existir. Desde el punto de vista de los seminaristas, este tipo de experiencias va moldeando y se van dejando moldear el corazón para configurarlo con el Suyo y, como dice el profeta Jeremías, va dejándose seducir para amar y servir con dedicación y entera disposición”.

Finalizado este tiempo junto a la parroquia San Estaban, los hermanos de la etapa propedéutico se preparan para visitar otras instancias pastorales. Continuamos acompañándolos con nuestra oración, para que puedan seguir creciendo en fidelidad y disponibilidad al Señor a través del proceso formativo sacerdotal en nuestro seminario.