Celebración de Todos los Santos

En el marco de la celebración de todos los Santos, los seminaristas de las distintas etapas formativas y sus formadores colaboraron con la acogida y la oración por los familiares difuntos de las personas que visitaron algunos de los camposantos de la región metropolitana el pasado 01 de noviembre.

En el caso de la etapa propedéutico (primer y segundo año), acompañaron a los fieles que acudieron al cementerio parroquial de Lampa. Por su parte, la etapa discipular (tercer y cuarto año) estuvo presente en el cementerio municipal de Pudahuel, donde fueron recibidos por el padre Viterbo Jiménez, quien presidió la eucaristía. Finalmente, la etapa configuradora (Sexto a octavo año) se dirigió al cementerio parroquial de Maipú, que depende de la Fundación Acoger y de la Parroquia Inmaculada Concepción. Allí apoyaron el trabajo de los agentes pastorales de esta parroquia y de su párroco, el padre Jorge Ruiz. 

 “Siempre el 1° de noviembre es un día que despierta muchos sentimientos, emotividad y religiosidad en las personas. Me tocó compartir con personas que fueron a recordar a sus difuntos… y para mí es bastante enriquecedor poder escuchar tantas historias, que uno se imagina, y que la gente con mucha naturalidad y con mucha confianza abre su corazón […] me impacta mucho como la gente recuerda y quiere a sus difuntos, sobre todo cuando se trata de un papá o una mamá, que estuvo mucho tiempo postrado o enfermo. Eso marca a la gente. Y poder tener esa posibilidad de escuchar esos testimonios es enriquecedor para el corazón y para la vida. Junto con esto, también es una posibilidad y un momento único para nuestra formación. Me parece que suma completamente a nuestro proceso, ósea, nosotros nos formamos para ellos. Creo que son las cosas que finalmente nos forman… forman el corazón de pastor, forman al sacerdote y forman a los pastores que la Iglesia necesita […] ojalá podamos tener más espacios y experiencias como las de este día”, señaló Gonzalo Saldías, seminarista de cuarto año de formación, al compartir su testimonio sobre esta instancia de servicio y formación.

Esta experiencia se encuentra dentro de la dimensión pastoral de la formación en nuestro seminario, que buscan desarrollar en los seminaristas la capacidad de “sentir la misma compasión, generosidad y amor por todos, especialmente por los pobres, y la premura por la causa del Reino, que caracterizaron el ministerio público del Hijo de Dios; actitudes que se pueden sintetizar en la caridad pastoral” (cf. RFIS 119). Ante este gran desafío nos encomendamos humildemente a la oración permanente de todo el Pueblo de Dios.