Siete Nuevos Seminaristas para Nuestra Iglesia

Con especial emoción y gratitud, la comunidad del Seminario de Santiago acogió a sus nuevos integrantes durante la celebración de la eucaristía del III domingo de cuaresma, el 03 de marzo del presente año. La misa fue presidida por nuestro arzobispo, Mons. Fernando Chomalí, y contó con la presencia de los obispos de las diócesis de Iquique, Mons. Isauro Covilli y de Talca, Mons. Galo Fernández, junto a los obispos auxiliares de Santiago, Mons. Alberto Lorenzelli y Mons Álvaro Chordi. También, participaron un importante número de sacerdotes, familiares y amigos de los nuevos seminaristas.

Al inicio de la eucaristía, el p. Fernando Valdivieso, rector del Seminario, dio la bienvenida a Mons. Fernando Chomalí y a todos los asistentes, expresando la alegría de la comunidad ante el ingreso de estos siete jóvenes, pero también por el inicio de las celebraciones del aniversario número 440 de la fundación de nuestra casa de formación. 

“La vocación es un misterio. Podríamos hacer lecturas psicológicas, sociológicas, de todo tipo y ninguna logra entrar en ese misterio impresionante del llamado de Dios que recibe cada uno de ustedes. Y aquí no se trata de que uno quiere ser sacerdote, se trata de que Dios lo llama a uno para el sacerdocio y por eso es un gran misterio que se esclarece durante estos siete, ocho o nueve años en los cuales vamos entrando en el misterio de Dios [,,,] El Seminario gira en torno a la vida espiritual que tiene por centro a Jesucristo, nuestro Señor. Toda la formación gira en torno a conocer a Jesucristo porque Jesucristo, como dice el Concilio Vaticano II, le esclarece el hombre al propio hombre y le hace descubrir la sublimidad de su vocación… ”,  le expresó Mons. Fernando Chomalí a los seminaristas que ingresaron al Seminario este año.

En esta celebración litúrgica, también fue la oportunidad para presentar a los nuevos formadores del Seminario, el p. Rodrigo Quintanilla, formador de la etapa propedéutico, el p. Jorge Sáez, padre espiritual, junto al p. Pedro Narbona, confesor externo. 

“Con gran entusiasmo y alegría, me siento feliz de acompañar a este grupo de 8 jóvenes procedentes de Santiago, Iquique, Talca y el obispado Castrense. Para mí, constituye un desafío significativo, ya que es la primera vez que tengo la oportunidad de acompañar a seminaristas en su etapa inicial. Esto me invita, en primer lugar, a entregarme por completo en las manos del Señor, confiando en que Él me concederá la sabiduría necesaria para ser un buen formador para ellos. Estoy emocionado por esta experiencia y espero poder contribuir de manera positiva al crecimiento espiritual y personal de estos jóvenes en su camino vocacional”, señaló el p. Rodrigo Quintanilla al ser consultado sobre la manera en cómo asume la formación de Etapa Propedéutico. 

“Iniciamos estas primeras semanas en Longotoma con el firme propósito de fortalecer la vida comunitaria, apartándonos del ruido cotidiano y desintoxicándonos de las redes sociales. Este ambiente propicio nos permite introducir un tiempo formativo donde tenemos la valiosa oportunidad de conocer más a fondo las vidas, los pasatiempos y las historias personales y vocacionales de cada uno. Además, nos enfocamos en profundizar en la oración, mediante momentos de retiro, reflexión tanto personal como comunitaria. Estamos comprometidos en aprovechar al máximo este período de encuentro y crecimiento espiritual, buscando fortalecer los lazos fraternos y el desarrollo integral de cada uno de ellos en su camino de formación”, destacó el p. Quintanilla al referirse los principales desafíos de los nuevos propedéutas en este primer tiempo de formación. 

Los nuevos seminaristas que ingresan por la Arquidiócesis de Santiago: Juan Ignacio Barros Rosemary, Jorge Andrés Galaz Carrizo, Tomás Felipe Montero Echeverría, Jesús Ignacio Rey del Río, Pedro Alberto Rosales Huala. Por la diócesis de Iquique: Jonathan Alexander Cossio Flores. Y por la diócesis de Talca: Leandro Javier Soto González.

“La misa de ingreso tuvo ese gusto muy bonito, de ver cómo nos recibía la gente y la homilía de Mons. Fernando Chomalí. Además, viví la celebración con mucho agrado y con mucho cariño de toda la gente que me acompañó. Viajaron siete sacerdotes desde la diócesis de Talca, entre ellos el p. Rodrigo Arriagada y el p. Pablo Gajardo, con quienes viví dos años, lo que fue muy significativo… la presencia de nuestro obispo también […] gracias a Dios, mi mamá pudo viajar y estar conmigo en la misa junto a mi familia, gente de mi comunidad y amigos… que estuvieran acompañándome en ese día tan especial fue muy emocionante, porque mi ingreso en el 2021 por pandemia mi familia no pudo entrar a la misa […] estábamos nosotros no más, estaba el templo vacío, y ahora ver una misa de ingreso con tanta gente, estuvo muy bonito, muy emocionante”, comentó Leandro González, quien reingresa a la formación en el Seminario, sobre la manera en la que vivió la misa de Ingreso.

“Fue concretar algo que aún estaba en palabras.  Me permitió palpar la realidad de haber sido aceptado y también de haber tomado la fuerte decisión de entrar al seminario, dejando de ser una idea abstracta y abierta a la imaginación y prejuicios de quien comunica esta noticia y quien la escucha, para dar paso a una visión concreta y real de lo que es entrar a formarse aquí con sus diferentes consecuencias: como son las expresiones de amistad de quienes te acompañan, los saludos de quienes ya están en el seminario y también los pequeños y grandes dolores causados por este cambio de vida y rumbo”, destacó Tomás Montero sobre lo que significó para él esta misa de Ingreso.

Nos unimos en oración por la perseverancia y disposición a la formación de estos nuevos seminaristas que se integran a nuestra comunidad y a la alegría de estos 440 años de vida, formando sacerdotes para la Iglesia que peregrina en Santiago y en otras diócesis de Chile